Gracias a la ciencia, entendemos cómo se curan enfermedades, cómo se crean los videojuegos, o por qué es importante cuidar el planeta. Pero lo mejor es que no hace falta ser un genio para hacer ciencia. Basta con tener curiosidad, hacer preguntas y buscar respuestas usando la observación y la lógica.
Y esa curiosidad es algo que todos los niños y niñas ya tienen. Cada vez que preguntas “¿por qué?” o “¿cómo funciona?”, estás empezando un pequeño viaje científico. Así que os animo a a que nunca dejeis de hacer preguntas, de explorar, de imaginar. El mundo está lleno de misterios esperando a ser descubiertos, y tú puedes ser quien los encuentre. Abre bien los ojos, escucha con atención y sigue soñando con todo lo que puedes aprender. Porque, todos somos pequeños científicos y la ciencia empieza… con una simple pregunta.